Porque correr de noche en la montaña
José Garcia (+Josep Garcia /Josep Garcia en el FB) es entrenador de la Universidad del Valle de México (UVM), anteriormente fue coordinador deportivo en el Intituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) Campus Saltillo y preparador fisico del equipo de la liga Mexicana de Beisbol Saraperos de Saltillo.
Correr por la noche en la naturaleza es otra dimensión, son momentos mágicos. A mi me encanta también escuchar el sonido de la noche. Al corre de noche tu mundo se reduce a lo que tienes delante del foco de luz, que son unos metros.
Aun así, no solo tienes que utilizar la visión, sino otros sentidos como el del equilibrio. Es importante no centrarte solo en los dos metros que hay delante, sino intentar escuchar todo lo que hay alrededor. Es importante cuando corres de noche ir mirando más allá para ver donde están los obstáculos y cómo es el camino a seguir.
Combinar la mirada corta con la larga, e incluso a los lados para reconstruir en tu cabeza cómo es el entorno por el que estamos andando".
La vista, tan protagonista durante el día, se ve resentida en estas condiciones y pierde capacidad de recepción. El amplio campo de acción que percibe el corredor diurno se reduce a los pocos metros iluminados por el frontal para el corredor nocturno. Por esto es importante fijarse en los otros sentidos, sobre todo en el oído, y evitar focalizar nuestra atención exclusivamente en la vista. Es importante y gratificante percibir lo que ocurre a nuestro alrededor a través del oído; aprender a escuchar la noche, aprender a correr con los otros sentidos.
PSICOLOGÍA
El factor psicológico es muy importante en las carreras nocturnas o en los ultras que involucran a la noche en su recorrido. Si el trail running diurno ya convierte a nuestra fortaleza mental en un factor decisivo, el trail running nocturno añade una complicación con la sensación de soledad. Esta sensación, que para algunos es muy excitante, como una especie de diálogo íntimo entre el corredor y la montaña, puede resultar agobiante y agotadora para otros, sobre todo después de transcurridos varios kilómetros. Por otro lado, no ver nada más allá de unos metros tiene una ventaja obvia: no puedes mirar hacia arriba desde la ladera de la montaña y pensar lo mucho que te queda para coronar. Esto, desde luego, es un alivio.
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